Donuts al horno

Mi madre siempre ha sido reacia a la bollería industrial, hasta el punto que creo que el primer donut que probé debió de ser con 15 años y pagado por mí. No es algo que me parezca mal en sí mismo, todas los aditivos y grasas que les meten a los bollos que compras ya preparados dan miedo; pero hay que decir que hoy en día hacer que un niño se críe sin tomar ningún dulce de ese estilo es una pelea difícil. Así que, dado que ahora soy yo la que tiene el difícil papel de madre dictadora que prohibe las cosas buenas, quizás no estaría de más poder hacer alguna de esas en casa para que pueda disfrutar de ellas de vez en cuando y de una manera un poquitín más sana. Si quitamos la parte del bollo frito y del aceite de palma, este bollo es una merienda bastante más saludable. Aún me queda probar a cambiar la mantequilla por aceite de oliva para hacerlo mejor, pero eso para otra ocasión.