Precalentamos el horno a 180º.
Batimos el aceite con el azúcar hasta tener una consistencia cremosa.
Añadimos los huevos de uno en uno hasta que estén integrados en la masa e incorporamos el bicarbonato, la canela, la ralladura de la naranja y la levadura.
Vamos agregando la harina de maíz mientras mezclamos con una espátula para no darle calor a la mezcla, hasta que obtengamos una textura similar a la masa quebrada con la que poder trabajar.
Hacemos bolitas del tamaño algo más grande que una nuez y las aplanamos ligeramente.
Las colocamos sobre un papel vegetal en la bandeja del horno no demasiado juntas, ya que crecen un poco al cocinarse, y las metemos a hornear unos 14 minutos, dependiendo del horno podemos dejarlas un poco más, hasta que estén doradas. No conviene tostarlas más de la cuenta, ya que quedarán muy secas.
Las dejamos enfriar sobre una rejilla y las guardamos en un bote hermético con una servilleta en la parte de inferior para que se conserven mejor. Nos aguantarán perfectas un par de semanas o incluso algo más.