Hace un año, a mi madre le detectaron una intolerancia al gluten que hizo que tuviera que cambiar algunas costumbres alimentarias. La más obvia es, sin duda, que ahora no puede comer pan de trigo, centeno o cebada, lo que en su caso supuso un cambio fundamentalmente a la hora del desayuno, que solía incluir una tostada con queso y miel. Así que comenzamos a hacer experimentos en casa para encontrar recetas de pan casero sin gluten que le permitiese seguir con una sana costumbre en el desayuno y no supusiese comprar panes caros, poco apetecibles y que en muchos casos están plagados de aditivos.